martes, 10 de enero de 2017

El poder de un propósito colectivo




Llevo varios años dedicada a trabajar en propósito. Me apasiona la fuerza, la energía y la inspiración que genera la claridad de un propósito, lo he visto muchas veces en los ojos de las personas y lo he sentido en carne propia. Sin embargo,  solo hasta hace unos 5 años pude sentir el poder que un propósito colectivo, compartido por muchos, puede generar. Fue en un encuentro con varios líderes de Iberoamérica sintonizados con el propósito de la Alianza Pachamama:
Generar una presencia humana en el planeta que sea ambientalmente sustentable, socialmente justa y espiritualmente plena, donde experimenté esa fuerza de sentido que da el creer profundamente en un propósito colectivo. Si bien había tenido otros espacios similares, en éste había un eje que articulaba todo los espacios de encuentro: el propósito mismo. Ese propósito nos articulaba, nos convocaba y nos movilizaba. 

Había en cada ser un deseo genuino por contribuir con ese gran propósito y si bien, el escenario no estuvo exento de juegos del ego, la experiencia en sí misma expuso ante mis ojos la necesidad de trascendencia y de servicio del ser humano. La misma que hoy en día experimento cuando realizamos los encuentros de Transformar Colombia con el fin de encontrar y articular el propósito de nuestro país. 

Hay una dsposición natural en los seres humanos a querer dejar una huella, a servir y dejar este lugar mejor de lo que lo encontramos. Sin embargo, canalizar esa fuerza de la contribución parece muy difícil en nuestros días. Por una parte, dada nuestra historia, asociamos el servicio con la religión y la caridad, y por otra parte, con discursos izquierdistas o semi-hippies no siempre renovados.

Yo quisiera liberar el sentido del servicio y de la contribución de los dogmas que lo han usado. Querer trascender desde el otro y para el otro, no puede ser visto para lavar las culpas y liberarse de los pecados, ni para legitimar la beligerancia o propuestas excluyentes de raza, género o credo. El sentido del servicio no pertenece a la agenda de unos doctrinas políticas o religiosas, le pertenece a todos los seres humanos sin excepción, y la mayor libertad y mayor dignidad es hacer uso de ella. Se trata de obrar desde el corazón y con inteligencia, mirando al otro como un ser completo y lleno de poder para elegir como ejercer un servicio limpio y libre.

¿Quién no ha sentido dolor por los niños y niñas que mueren de hambre? ¿Indignación por la corrupción? ¿Ganas de apoyar al joven que quiere estudiar y salir adelante con lo poco que tiene?

La mayoría de nosotros se conmueve y quiere aportar y la mejor forma de hacerlo es re-dignificar al otro y a nosotros mismos, legitimando nuestra mutua humanidad. 

Cuando entendemos para qué estamos en este mundo (propósito) y encontramos nuestra tribu, nuestro grupo natural desde el cuál servir, nos conectamos a un propósito mayor y éste nos da la fuerza para actuar en la creación de un mundo mejor para todos los seres vivos sin excepción.