viernes, 3 de mayo de 2013

La sabiduría de las gallinas

Hoy no voy a escribir de sueños. No de manera directa, al menos. Voy a hablar de gallinas. Llevo varios días en la finca y he notado que entre las 9:30 y 11 de la mañana, las gallinas empiezan su ruidoso cacareo, a veces con un breve compás del gallo. Su ruido es tal que el sonido de los pájaros, de las ranitas mañaneras y del ventilador queda ahogado.

Mi mamá sabiamente me dice que por supuesto que cacarean, acaban de poner un huevo, y yo, incrédula, voy a donde las gallinas y veo que efectivamente es cierto, que no es un mito, ahí está el glorioso y anunciado huevo.

Entonces pensé en lo importante que era cacarear los huevos propios, para que el gallo sepa, para que el dueño de la finca se enteré de lo productiva gallina que es, para que las demás gallinas se pongan las pilas a poner huevos, porque sino que dirá el gallo, el dueño de la finca... En fin. 

Sin embargo, yo no cacareo mucho mis huevos y si lo hago, lo hago en un tono que más parece un tímido piar que un cacareo, con lo cual mi huevo no es muy tenido en cuenta, que digamos. En consecuencia a veces me quejo porque mis logros, es decir mis huevos, no siempre son vistos; poco cacareo porque lo que me embarga es algo de pudor. Mi sensación más profunda es que tal vez no es correcto anunciar ni celebrar, tal vez me critiquen, tal vez me miren con envidia y desprecio.


El pudor, tiene que ver con la vergüenza, y en recientes investigaciones y lecturas (recomiendo a Brené Brown) he comprendido que este sentimiento está asociado a sentir que no lo merecemos o a dudar que en verdad lo nuestro valga la pena. Hasta ahí es lo suficientemente importante el descubrimiento, pero se pone más revelador cuando entendemos que la perfección y nuestros gestos de querer que todo sea intachable es un mecanismo para protegernos de la vergüenza. Así que frases como: pudo haber sido mejor, hubiera hecho esto en vez de... no es para tanto, dejan entre ver como pudorosamente queremos ocultar nuestros huevos. Nos debatimos así entre el querer reconocimiento y el no parecer demasiado " creídos", "pretenciosos" etc.  Como si cacarear los huevos peleará con la humildad y con nuestra valía.


La gallina no sólo está anunciando un huevo, está además diciendo que se echó un  polvo primero, y que puede hacer tremenda fiesta sobre esto. Cacarear los huevos le dice al mundo que ahí estamos, le cuenta qué hemos hecho, nos pone vulnerables, porque nos expone (los huevos nos los terminamos comiendo) pero ese es el regalo, para otros y para nosotros, mostrarnos frente a un aspecto de la vida: orgullosos, celebrantes de lo que somos y de lo que hemos hecho.

miércoles, 20 de febrero de 2013

SUEÑOS DEL ALMA

Me declaro soñadora. Una soñadora particular, porque no es que me la pase en las nubes como se podría pensar. Soy una soñadora porque creo que los sueños con alma, TODOS, se pueden hacer realidad, y mi sueño realmente es que todos los soñadores despierten para que sus sueños con alma cobren vida propia. Este es mi sueño.


Los sueños con alma son esos sueños que surgen como una urgencia o un llamado.  Son sueños que cuando son contados hacen brillar los ojos de quien los cuenta y de quien escucha.  Los sueños con alma danzan en nuestro corazón y en nuestra cabeza, aletean llamando nuestra atención y cuando se la ponemos se llenan de felicidad y jubilo, se hacen grandes y se van llenando de vida. 

Los sueños con alma ya traen la semilla de la manifestación,  pero necesitan la fe del soñador, su constancia y su entrega, de lo contrario pueden morir de inanición, de aburrimiento o desesperanza. 

Mi sueño es que nuestros sueños crezcan y se manifiesten en nuestra vida cotidiana. Darnos el permiso de soñar es darnos la posibilidad de crear una mejor realidad para nosotros y quienes nos rodean, es darle razones al alma para crecer y creer y abrirnos a la aventura de vivir la magia que el mundo del ensueño nos regala.

Hoy tómate un tiempo para escuchar el susurro de lo que sueñas, siente como los sueños te reclaman y te llaman porque quieren nacer. Escoge el sueño que más te haga vibrar,  él te guiará para que se pueda dar.  Solo escucha, escucha muy bien, sin expectativas, suéltate a lo que él trae para tí, que no necesariamente es como tu quieres que sea, (usualmente es mejor) y dale la libertad para que habite en tí.  Escucha bien, porque si ya te está habitando, tu cuerpo empieza hablar y va a querer expresarse cada vez con más fuerza. Dale la bienvenida y empieza a actuar, sintiendo. Escucha lo que tiene para decirte sobre cómo hacerlo realidad, confía. Este es apenas el inicio.